Felisa. Higos, agua y amor
Los peregrinos entran en La Rioja por su capital, la ciudad de Logroño, habiendo dejado atrás Viana y las tierras navarras. Ya encontramos las primeras casas de las afueras, antes de cruzar el puente sobre el río Ebro, y en una de ellas se nos aparece el recuerdo de Felisa, intacto en la memoria de cientos y cientos de peregrinos modernos. Felisa, a pesar de su edad avanzada, esperaba a los romeros en la puerta de su casa. No sabía escribir, pero tenía memoria, tanta que podía explicar cómo era el Camino antes y cómo luchó para mantenerlo en vida, cuántos peregrinos conoció y a cuántos les ofreció un poco de agua fresca, unos higos y todo su amor. Falleció Felisa en el año 2002, dejando su imagen impregnada en el paisaje y en el recuerdo. Ella habitará por siempre en el Camino que lleva a Compostela. Que el Apóstol la tenga en su gloria. Gracias Felisa, palabra de peregrino.