Grial Tienda
Una tradición muy fuerte, corroborada por diversas fuentes históricas y arqueológicas, sostiene que sobre el altar de la capilla lateral de la iglesia estaba celebrando la eucaristía un monje. Pensaba que aquel crudo día de invierno, en que la nieve se amontonaba y el viento era insoportable, nadie vendría a la misa. Pero Juan Santín, un devoto vecino de la aldea de Barjamayor acude. El monje, de poca fe, menospreció el sacrificio del campesino “a ver un poco de pan y de vino”. Pero en el momento de la Consagración la Hostia se convierte en carne sensible a la vista, y el cáliz en sangre, que hierve y tiñe los corporales. Los corporales con la sangre quedaron en el cáliz y la Hostia en la patena.