Abadía de San Julián de Samos
Su historia se remonta al siglo VI, fecha de su fundación bajo la regla de San Fructuoso. Su primera restauración tuvo lugar en tiempos de Fruela I y fue realizada por unos monjes procedentes del Monasterio Agaliense (Toledo). Alfonso II el Castro, hijo de Fruela I, fue internado desde pequeño en este monasterio, por lo que siempre mostró un apoyo incondicional hacia este centro. Durante el siglo IX fue lugar de acogida para muchos monjes procedentes de Al-Andalus, que huían ante la invasión árabe. El siglo X implica un cambio radical en la vida de este monasterio, al adoptar la regla de San Benito por iniciativa de Ordoño II, quien invita a unos monjes de San Juan de la Peña. Dos siglos después vuelve a experimentar un cambio en su concepción religiosa, al adherirse a la reforma de Clunny.