Refugio de peregrinos de Manjarín
Recuperando la tradición perdida, Tomás, un ermitaño como los de antes, en el verano de 1993, se propuso rehabilitar esta aldea. Empezó un trabajo de desbroce de las zarzas y otras plantas que había reclamado este lugar. Con tesón y esfuerzo retomó la labor de hospitalero del Camino de Santiago. Con su ejemplo, algunos otros se le han unido en una labor silenciosa y que nada pide a cambio. Simplemente la voluntad, y si esta es posible.